miércoles, 16 de noviembre de 2011

El ciudadano del futuro.

En la clase de creatividad se nos ha propuesto un debate muy interesante: cómo debería ser el ciudadano del futuro. Creo que si las características de un ciudadano del futuro se tiene claras se puede disponer de los medios para conseguirlo. Algunas de las características sugeridas por el grupo de debate en el que estuve integrada fueron: 
Perseverancia
Afectuoso
Leal
Responsable
Justo
Prudente
Seguro de sí mismo
Honrado
Independiente
Comunicativo
Creativo
Adaptable 
Maduro
Crítico 
Respetuoso


Sin duda algunas de las características que surgieron durante el debate ya habían sido consideradas por distintas civilizaciones a lo largo de la historia. Tal es el caso de la prudencia, el ser justo o buen comunicador.
El siguiente paso en el ejercicio era encontrar la manera en que una educación podía conseguir el educar a una persona de manera que constara con los adjetivos expuestos anteriormente, llegando así a ser el ciudadano del futuro.
Si nos remontamos a la educación impartida por Romanos, tanto antes como después de la conquista de Grecia, podemos observar cierto parecido con la actual. Ya entonces se estudiaba gramática, aunque su fin no sólo era enseñar a escribir correctamente, sino que con ella se aprendía  a su vez geografía, historia, religión, entre otras, algo que les ayudaba a comprender la sociedad en la que vivían y el cómo deberían vivir ellos en su madurez. Además estudiaban aritmética, música y realizaban diversos deportes.
Sin duda hemos heredado ciertos aspectos de esa educación, pero considero que por el  camino hemos perdido de vista la verdadera razón por la cual se impartían esas asignaturas. Considero que hoy en día la educación va destinada a crear ciudadanos que no comprendan su entorno, que no  piensen ni tengan  opinión propia. La educación está enfocada a cultivar personas que resulten productivas y competitivas, aplicando sus conocimientos en el campo de la innovación económica. Se han perdido los valores como la cooperación, la libertad o la justicia.Y nos preguntamos qué características debería tener ese ciudadano del futuro, cómo utilizar la educación como herramienta a la hora de alcanzar esas características. Hay que volver a encontrar la funcionalidad de las asignaturas del ámbito humanístico, la historia, la filosofía, la literatura, la ética, todas estas materias son esenciales para comprender de dónde procedemos, conocer nuestro pasado, los acontecimientos importantes de la humanidad, leer escritores de todas la épocas y tendencias, entender morales, religiones y éticas que han compartido las sociedades de todos los siglos, todo ello para poder tener nuestros propios pensamientos, y alcanzar una capacidad crítica que nos ayude a vivir conforme a  lo que se espera de ese ciudadano del futuro. No hay que olvidar todo lo relacionado con el campo de las ciencias, dado que es igual de vital el desarrollar la capacidad racional del ser humano para que pueda comprender su entorno físico. Tampoco desdeñar la importancia de un cuerpo cuidado y ejercitado, que proporciona un conocimiento del mismo, que no conseguiríamos de otro modo, y salud y bienestar. Si aprendemos a cuidarnos a nosotros mismos también lo haremos con lo que nos rodea.
Concluir con mi firme creencia de que el ciudadano del futuro ya somos nosotros. Y si bien es cierto que hay cosas que mejorar no se puede perder la fe en nuestra capacidad y en la educación recibida. Nosotros también tenemos características del ciudadano del futuro y podemos hacer grandes cosas.
Aquí os dejo unas palabras de José Luis Sampedro, hombre extraordinario que todavía  cree que el ciudadano del futuro es posible.
http://www.youtube.com/watch?v=eIZrcC3IYyU



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